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15 Mis huesos no te fueron desconocidos
    cuando en lo más recóndito era yo formado,
cuando en lo más profundo de la tierra
    era yo entretejido.
16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:
    todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
    aunque no existía uno solo de ellos.

17 ¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos!
    ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!

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